sábado, 21 de mayo de 2011

Reportaje a Miguel Russo.


Miguel Russo se entusiasma con el nivel del equipo y no renuncia a la pelea arriba. "Después de Vélez hay un pelotón parejo. Y estamos ahí, sin que nos sobre nada".

Hace poco, en un partido que a Racing le descontaron (2-1 con Arsenal), dijiste que no había temor. ¿Estás convencido de eso?

-Recién ahora Racing es respetado y se puede aspirar a cosas importantes. La dimensión de club grande es para todo: dirigentes, jugadores y cuerpo técnico. Hay que pensar como club grande y Racing lo está siendo. Creció y entró en una etapa donde puede visualizar mejor el futuro. Encima, la gente siempre está.

-Cuando vos llegaste, hace 15 meses, el objetivo era no jugar la Promoción...

-Si, la Promoción y el descenso, dos cosas que te golpean y te quitan la tranquilidad necesaria para trabajar. Además es algo por lo que luchás hasta el final. El que piensa que estás salvado varias fechas antes, está confundido.

-¿Eso le pudo haber pasado a River?

-Es muy complicado estar ahí. Si alguien creía que iba a estar salvado siete fechas antes no sabía la realidad. Hay que pensar en sumar 0,33 por victoria. Te van pasando las piedras y vos las vas esquivando. Encima este torneo fue atípico porque dos de los clubes ascendidos sumaron mucho. Normalmente, hoy River estaría tranquilo.

-¿Qué te dice la gente de Racing por la calle?

-Me expresa que Racing juega bien. Es más, hay quienes me dicen que nunca vieron jugar así a Racing. Generalmente me lo dicen los jóvenes. Pese a todo nos cuesta mucho estar en los primeros lugares. Y soy consciente de que con esto no alcanza. Siempre digo que estoy en la búsqueda de la excelencia, más en un club grande. Acá hay que jugar de otra manera, siempre hay que asumir los riesgos.

-¿Cómo convenciste a los jugadores de esto?

-Hablando, fuimos dando pasos. Hoy en día lo más importante es que se logró una idea que puede gustar o no. A partir de eso uno puede buscar los caminos. La idea es ser un equipo competitivo y eso comulga con todo: con lo táctico, técnico y físico. Y en un club grande, uno le debe agregar un plus.

-¿Cómo se consigue eso?

-Hay que tener orden desde lo institucional, dirigentes que apuesten aun con las dificultades que existen, buenas inferiores y continuidad en los cuerpos técnicos. Si no, es imposible. Eso no se hace de la noche a la mañana. Estamos haciendo las bases y puede haber tormentas, pero no te pueden doblar.

-¿El mérito es doble al no tener tanto recambio?

-Eso significa que podemos. Cuando uno se da cuenta de eso es importante. Lo mejor que le puede pasar a Racing es jugar con tranquilidad. Creo que cuando se entra en ese torbellino u otro tipo de cosas que no sean el juego en sí mismo, le estamos dando ventaja al rival. Buscamos el talento puro intentando no volvernos impacientes. Hemos pasado por diferentes niveles y lo haremos hasta que entremos todos en la misma ecuación. Esto significa que si te hacen un gol a los 10 minutos hay que saber que quedan 80 para darlo vuelta. Si uno tiene esa idea, el rival lo respeta y además se encuentran un montón de variantes. Para eso es necesario una exigencia mayor donde entran el comer bien, dormir bien y estar bien preparado de la cabeza.

-¿Cuál de las derrotas de este torneo te pegó más duro?

-Con Boca y Estudiantes fueron derrotas con pocos errores nuestros; más tuvieron que ver otras situaciones. Me dolieron Lanús, Argentinos y también la de Tigre, porque fueron por errores nuestros. Con Lanús y Argentinos no supimos definir el partido y con Tigre nos enloquecimos. Lo que buscamos es que no haya ninguna situación que nos saque de lo nuestro. Igual creo que estamos en el juego y sabemos que podemos hacer un gol en cualquier momento y dar vuelta un resultado.

-Es difícil encontrar en las victorias de Racing en este Clausura algún golpe de suerte

-Racing, cuando ganó, siempre lo hizo bien. En cambio, cuando perdimos, hicimos figura a los arqueros rivales. También nos tocó el error arbitral en contra en vez de a favor. Creo que en tanta paridad que tiene el torneo, hay equipos que tienen más puntos de los que deberían y hay equipos que tienen menos. Eso tiene que ver con los errores arbitrales.

-Sacando Vélez, ¿donde ubicás a Racing en nivel futbolístico?

-Después de Vélez hay un pelotón parejo. Y estamos ahí, sin que nos sobre nada y también sin creernos nada. Dependemos de nosotros mismos. A veces tenemos que acostumbrarnos que no estamos en un buen nivel y en esas ocasiones hay que saber conformarse con el empate.

-Eso no pasó mucho...

-La verdad que no, porque nosotros siempre pensamos que podemos más. Hay que entender que si hoy no te tocó, no te tocó. Y con suerte, me voy sin un lesionado o expulsado. A nosotros nos está costando eso, encontrar ese punto.

-¿Y eso tiene que ver con leer los partidos?

-Creo que en eso estamos mejorando. Hoy los que más nos cuesta es ubicarnos cuando algo viene de la manera que nosotros no esperábamos. Y nos va a pasar porque esto es un juego. No todos los días vamos a hacer cuatro goles, por suerte ahora quitamos esa ansiedad. Antes hacíamos el primero y queríamos hacer el tercero antes que el segundo. Racing pasó por esas etapas y es muy difícil bajar esas ansiedades -¿El mecanismo ya está totalmente aceitado? -Siempre aparece algo nuevo. A mí no me gusta cuando hay errores que a esta altura ya tienen que estar superados. Principalmente en el orden.

-Y en la pelota parada...

-Hoy en día hay que estar muy atento, es un ítem que te ofrece el fútbol moderno. La pelota parada se convirtió en una jugada de gol y la tenés que defender como si fuese la última pelota de tu vida. A veces te tocan ejecutores como Verón y no te queda otra que rezar.

-Si lograron jugar así sin Gio, ¿qué habría pasado con él a pleno?

-No puedo imaginar tanto. Con Gio me hice una pared adelante hasta que él esté bien.

-¿Cómo será cuando Gio vuelva?

-Uno supone que se va a jugar mejor.

-El equipo casi siempre sale jugando desde el fondo. ¿Es una orden tuya?

-Sí, la intención es no dividir nunca la pelota. Hablamos mucho de eso y la idea es que los del fondo lo cumplan. Así es más fácil tener el control del partido. Eso tiene que ver con el nivel de los centrales de Racing. Ellos, desde atrás, nos están dando una seguridad importante. Estamos con la idea de que anticipen.

-¿Cuanto aporta la vuelta de Yacob?

-Claudio está muy bien, para nosotros es un jugador de mucho equilibrio. Igualmente estoy muy contento con el partido que hizo Bruno Zuculini la fecha pasada, creo que fue su mejor partido con apenas 18 años. Estamos hablando de un pibe que juega en el lugar más difícil del campo y queremos que sea otra pieza más en la sintonía.

-¿Lo ves desesperado a Gio por volver?

-Quiere patear todo lo que ve, pero está bien. Hay que intentar bajarle los niveles de ansiedad. Racing, con Gio y Teo, ha realizado un gran nivel de contención. El club en todos los niveles estuvo muy bien con ellos. Se les dio un marco que no sé si en otro lado lo hubiesen encontrado. Cuesta mucho cambiar hábitos y costumbres cuando uno es extranjero. Lo que hizo Racing tuvo mucho que ver.

-¿Cuando la pelota pasa por Teo sentís que algo va a pasar?

-Sí, es un gran goleador. Es uno de los pocos que juegan mucho con la pelota. Algo puede a pasar cuando la tiene en el área. Se mueve muy bien y lucha mucho para que la pelota vaya adelante y no vuelva. Hauche y Lugüercio son muy importantes para Teo. Conseguimos que entre los tres se pasen la pelota. Si vos tenés tres puntas que no se entienden es muy difícil.

-Gio quiere jugar la Copa América, ¿temés eso?

-Miedo no tengo. Ojalá que todo ocurra como él quiera porque uno lo aprecia mucho. Yo fui muy claro con Gio: es mucho más importante estar en un Mundial o una Eliminatoria.... Yo jugué Copa América, Eliminatoria, pero me quedé sin un Mundial y eso no quiero que le pase a nadie. El Mundial es lo máximo.



"Crecer sin papá fue lo más duro que me pasó". Un Russo íntimo y desconocido: cómo lo afectó la muerte prematura de su padre, la enfermedad de su madre, la relación con sus hijos, sus pasatiempos...

-Se conoce poco del Russo íntimo.

-Mejor, ja.

-Impresiona tu ropa.

-Tiene que ver con un club que marcó mi vida en todos los niveles: Estudiantes. Jugábamos en Tercera e íbamos de saco y corbata. Bajábamos del micro y la gente se reía, pero yo tuve esa escuela y ahí me fui formando. Además creo que soy un entrenador de fútbol y creo que hay que cuidar la imagen.

-¿Te gusta jugar al golf?

-Era muy chico e hicieron las cancha en City Bell. Yo planté árboles ahí, igual no tengo un régimen para ir, lo hago según los tiempos.

-¿Es un cable a tierra?

-Si, porque no lo hago para competir. Voy y me divierto. Normalmente voy a lugares donde pueda jugar tranquilo. No ando atrás de la moda, yo agarré un palo de golf cuando había que ser guapo para hacerlo, je. Tuve la suerte de que justo estaban haciendo los nueve hoyos en Estudiantes y me tocó participar.

-¿Tenés aptitudes?

-No, yo por eso no me presiono. Si le pego derecho mucho mejor. Y si le pego mal me río también. Lo usa para hablar, para caminar. Tengo la suerte de poder ver el sol, el cielo y el verde. A partir de ahí en adelante las cosas no tienen precio. Es la simple razón de disfrutar, charlar y divertirme con mis amigos.

-¿Qué más disfrutás?

-La reunión con amigos es impostergable. También le agregué cosas que en algún momento, por mi profesión, yo mismo dejé. Por ejemplo, la relación con mis hijos. Le empecé a dar fluidez porque yo mismo lo necesito.

-¿Cómo viviste la enfermedad de tu madre?

-Son cosas que uno cree que nunca le van a pasar. Por suerte ahora está bien. Estuve cerca de ella, sin descanso. Y cuando vos no parás se complica. Pero no me quejo de esto y le doy gracias a la vida por el lugar donde estoy.

-¿Alguna vez tu mamá te felicitó por este Racing?

-Mi vieja quiere que yo esté bien. Me cuida, me dice que duerma, que coma bien y está siempre al tanto de los resultados de Racing. Somos una familia muy numerosa. Y cuando nos juntamos somos más de 40. Si a eso le agregás a mis amigos, no te imaginás. En el último cumpleaños de mamá éramos más de 40.

-¿Notaste que pasaron más de 20 años de tu debut como DT?

-La verdad, no me di cuenta. Me siento como el día que empecé. Sigo con la misma ilusión y con la mismas ganas que aquel día en Lanús.

-¿Qué mantiene viva esa sensación?

-El amor que tengo por este juego. Me apasiona.

-¿Te gusta la música?

-Si, de todo.

-¿Cumbia?

-Sí, ni hablar. Hay varios jugadores que bailan en el vestuario y yo me divierto mucho con ellos. La verdad que me hacen reír mucho. Lo bueno es que ellos saben cuándo hay que ponerse serios. Estoy seguro de que todo lo que se haga con alegría siempre tiene un buen resultado.

-¿Hay algo que te marcó a nivel personal?

-Crecer sin papá fue lo más duro que me pasó. El murió cuando yo tenía cinco años. Ahora me doy cuenta de que fue muy duro. Hoy, con mis dos hijos, me doy cuenta lo duro que es crecer sin papá. Eso hace que mi vínculo con mis hijos ahora sea más cercano. A mi hija le tocó lo más duro porque en la época que yo jugaba era muy difícil y no la veía mucho.

-¿Lo que pasó con Chechu Nardi (el masajista muerto por un rayo) te sensibilizó más?

-Estas cosas te hacen ver las cosas de otra manera. Uno se va sensibilizando más y empieza a proteger lo que tiene. A mi me gustó cómo funcionó Racing en esa situación. Jugadores, la gente, dirigentes, todos. Cada uno a su forma nos fuimos protegiendo. Y finalmente lo de Gio nos terminó uniendo, pegando. Son situaciones que la vida te presenta y uno las tiene que resolver.

-¿Cómo fue tu vida antes de ser futbolista?

-Trabajé de todo. De cadete de una empresa, en una fábrica de vidrios. Terminé la secundaria de noche. Esa era una de las cosas que me exigían Estudiantes y mi familia. Con mucho esfuerzo llegué y nunca me voy a arrepentir de todo lo que me costó. Antes no era fácil jugar en primera porque los que estaban no se iban. Le doy gracias a Dios que me puso tantos obstáculos.

-¿Y cómo es ahora, con tanto técnico joven y chicos en el plantel?

-Creo que para esto no hay edades, yo arranqué a los 32 años. A mí me tocaron varios cambios y tuve que prepararme mucho. Yo empecé cuando estaban Carlos Griguol, el Pato Pastoriza y todos esos monstruos. Yo tenía que trabajar extra porque no tenía la experiencia que ellos tenían. Esa era la única forma que entendí que podía llegar a un alto nivel. Agregarle trabajo para equilibrar la experiencia de los técnicos de más trayectoria porque yo les quería ganar cuando competía con ellos.

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