jueves, 17 de febrero de 2011

A Gio le costó aceptar su grave lesión y, enceguecido, pensó en volver contra Olimpo, en 17 días.


Ahora sueña con una recuperación en tiempo récord y así jugar la Copa América.

"Me acaba de decir el médico que me lesioné los ligamentos de la rodilla. Pero yo me siento bien... Quizá no llegue contra Boca y San Lorenzo, pero con Olimpo estoy seguro”. Eran las 14.30 del martes cuando Giovanni Moreno recibió una noticia que no supo (o no pudo) digerir. Se protegió, se encerró en sí mismo y prefirió negar una realidad que ya no tenía retorno. Desde su celular habló con algunos de sus compañeros más cercanos e intentó no tocar el tema de la lesión. No aceptaba la posibilidad, que luego se confirmaría, de estar al menos seis meses alejado de la canchas y perderse, además, la Copa América, su sueño. Por eso, cada vez que alguien hablaba de su rodilla intentaba cambiar de tema, reiteraba que se sentía bien y que era sólo un golpe. Fue Miguel Russo quien lo llevó en su auto a ver al doctor Batista para luego consolarlo. Gio, a regañadientes, no quería saber nada. Aún soñaba con correr detrás de la pelota, mimarla, y enfrentar a Messi. No caía en que su sueño se estaba desmoronando y que había sufrido la primera lesión grave de su carrera.

“Me interesa Giovanni. Explicarle que la vida sigue. Hoy no lo entiende, pero mañana lo va a entender”, reveló su entrenador. Esa negación de la que también habla Russo no entendió de compañeros, dirigentes o familiares. Al fin y al cabo, el golpe más duro que recibió Gio fue cuando el médico de Boca le confirmó que la lesión (rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda) era quirúrgica. Ese segundo estudio le hizo al crack tocar tierra. Mientras Molina y Podestá. presidente y vicepresidente respectivamente, estaban decididos a realizar una tercera consulta, fue Moreno, solo, el que tiró la toalla y entendió que su rodilla no padecía un simple golpe: “No vamos, ya está...”, se resignó pasadas las 18. Ahí comprendió la magnitud de la lesión, pero aún confiaba en escaparle al cuchillo para acelerar los tiempos de la recuperación.

Se ilusionó con un tratamiento de dos meses que podría darle una mínima posibilidad de regresar antes de que finalice el campeonato y así estar a disposición del Bolillo Gómez para jugar con su selección. Pero la esperanza fue efímera: los riesgos de volver a sufrir la misma lesión en el futuro serían demasiado altos y podrían poner en jaque la carrera de un jugador que está destinado a jugar en las ligas más importante del mundo. Esa es la razón por la que esta opción fue descartada de plano y el colombiano comenzó su duelo. En silencio y para sí mismo, tal su personalidad introvertida, se puso un objetivo difícil pero que lo ayudará a salir.

Giovanni todavía sueña con poder recuperarse en cuatro meses y medio para estar el sábado 2 de julio en Jujuy para enfrentar a Japón, en el debut de la Copa América. Cada vez que mira su pulsera con los colores de Colombia y la leyenda Brasil 2014, encuentra un bálsamo. El mismo que lo llevó a agradecerle a Dios haber podido jugar hace ocho días en el Bernabéu ante el campeón del mundo y que ahora le da fuerzas para, al menos, intentar una recuperación en tiempo récord.

Por lo pronto, en principio se dudaba entre operarlo hoy o mañana. Incluso, a pedido del propio futbolista, se presumía que la intervención se haría en Colombia, con los médicos del seleccionado cafetero y en donde Gio encontraría gran contención desde su entorno (allá está toda su gente mientras que aquí sólo vive con su novia). Pero anoche, finalmente, se decidió que la operación será hoy mismo, en una clínica porteña. Y, posiblemente, su recuperación se realice en Segovia, cerquita de su familia.

Pueda volver a tiempo o no, Racing y Colombia lo esperarán con los brazos abiertos. Con 24 años, Giovanni tiene mucho en su horizonte. Este es el consuelo que todos le hicieron llegar en la Academia antes de que cayera en su realidad y apagase el celular. Hoy se refugia en su interior, tratando de entender una lesión que recién ahora parece aceptar.

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