lunes, 14 de febrero de 2011
La Acadé fue más corazón que juego, en un partido combativo al mango.
Presionó en el medio, se cerró atrás y ganó con la especialidad de Hauche: el contraataque.
En un partido más enredado que pelea entre pulpos, el Demonio Hauche supo desengancharse y definir un espectáculo que fue una bomba de tiempo, con más fuego que juego, por la combatividad y la mala intención.
¿En qué anduvo Racing? Durante todo el partido, en la lucha, con distintas posturas tácticas. Como le faltó una segunda guitarra (Toranzo) que se asociara con un lujoso aunque displicente y cansado GÍo Moreno, entonces le dio énfasis a la presión en medio campo para salir en contragolpe corto. Todo condicionado por la onda general de la pierna fuerte que se dio de los dos lados, inicialmente más notorio en el local. Ante ese panorama, Racing cultivó el fútbol-overol.
¿Y All Boys? Un equipo desnaturalizado respecto de su propuesta del torneo pasado, al apostar a la doble punta central Matos-Fabbiani, sin darle manija al enganche Grazzini, a quien por otra parte le resultó difícil desmarcarse. No supo. Estuvo fuera de foco, salvo una vez que le quitó la pelota a Gio, y en otra cuando se filtró con coraje y gambeta pero lo tapó el arquero.
Es que All Boys quemó etapas en la manera de tratar de atacar. Prefirió el pelotazo. Jugó por arriba. Su sello, el que inculcó el técnico Romero era circular por abajo. Pero el equipo jugó apurado, con vértigo insensato, y sentido de choque. El All Boys 2010 conocido por su salida prolija, se abarató al transformarse en fábrica de pelotazos para que Matos y Fabbiani jugaran a la lotería de tratar de que uno la peinara para el otro.
El partido, especialmente en el primer tiempo, entró en la ordinariez del juego muy cortado por deslealtades en las trabadas, teatralizaciones también en las rodadas, por la casi nula construcción de juego por parte del local y escaso del visitante.
Cambió un cachito lo que se daba en el segundo tiempo. All Boys trató de jugar más por abajo, con leve retraso de Fabbiani, y más aún cuando lo reemplazaron por el puntero Torassa. Y Racing dejó el 3-4-1-2 para pasar a defender con un fondo de cuatro, por momentos de cinco (Licht de lateral con salida, y entrada de Aveldaño por Gio, que a esa altura, caminaba más que nunca, con alguna que otra pincelada). Además, Lugüercio partía como un doble 5 con salida, y apostaba a la contra, con Hauche de vigía, bien picante y picador, tirado entre Brau-Domínguez.
Y pasó que Hauche estuvo hecho un Demonio.
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