viernes, 8 de abril de 2011

El colombiano sufre abstinencia de fútbol. Y pidió que le escondieran los balones para evitar ponerse a jugar...


Hace ya dos meses que a Giovanni Moreno no se lo ve por el césped del Cilindro. Desde que sufrió la rotura de ligamentos cruzados, el crack colombiano se refugió bajo techo, en el gimnasio del club. Ni siquiera se lo suele observar caminando por el playón con la ropa de entrenamiento. Apenas su auto importado avisa que el 10 está trabajando y sólo se lo puede ver vestido de civil cuando se marcha hacia su casa. Aislado en su rutina de kinesiología, el mismo Gio fue quien rechazó una jugosa oferta del cuerpo técnico e hizo un extraño pedido: declinó hacer su rehabilitación en el campo al lado del plantel porque sufre al ver tantas pelotas y no poder tocarlas. Por eso insistió en que lo mantengan alejado y así le esconden los balones. “Cada vez que veo algo redondo me lo quiero llevar al pie. Me gusta tener contacto con todo y los médicos me lo prohíben por mi rodilla. Pero ayer espié la práctica de fútbol y justo me vino un balón. Me olvidé de mi lesión y empecé a jugar”.

Como una travesura, como un juguete nuevo para un niño, el 10 de Racing se ríe cuando logra evadir la marca de quienes lo cuidan día y noche para que se reponga lo antes posible de su lesión. “Sólo me dejaron una pelota gigante en el gimnasio que no pesa nada. Los médicos me dicen que no me apure y que espere el momento en el que podré hacer trabajos con el balón. Pero cuando estoy cerca de la pelota se me va el dolor, estoy bien. Les digo que quiero hacer más, que quiero jugar. Si fuese por mí ya estaría ahí (señala el campo de juego desde la platea). Estoy seguro de que estaré para la Copa América, pero tengo que llegar bien. Será un privilegio poder enfrentar a Messi y en su país ”, se entusiasma el ex Envigado y Atlético Nacional. Pero enseguida pone los pies sobre la tierra y entiende que la lesión que sufrió es grave: “Cuando corro el cuerpo me dice que no puedo y ahí desacelero. Pasa que a veces se me escapa y hago uno que otro jueguito”.

-¿Te aburrís lejos de las canchas? -Me aburre no poder estar con el equipo, no poder ver a la tribuna desde adentro. Todo eso me hace pensar cada día cuándo voy a jugar. Por suerte me siento demasiado bien, creí que esta etapa sería mucho más dura.

-¿Seguís pensando que el equipo será campeón? -Yo dije que si mantiene la línea de juego puede serlo. El sueño de ser campeones sigue vigente, claro. Hay que mantener el estilo pese a estos malos resultados. El campeonato está parejo y nunca estuve tan cerca de pelear un título como en las primeras fechas.

-¿Es más difícil estar afuera cuando el equipo gana y juega bien o cuando pierde tres partidos seguidos y necesita de tu juego para salir adelante? -Las dos cosas. Cuando el equipo está ganando uno quiere estar ahí porque es buena la forma en que se juega. Te dan ganas de ser parte de eso... Y cuando se pierde también te lamentas porque piensas que podés aportar y en realidad no puedes hacer nada. Es muy difícil estar afuera...

-¿Cómo viviste estas últimas tres derrotas? -Sufriendo, como cualquier hincha. Con el corazón en la mano. Estar afuera es muy complicado porque ves todo más fácil de lo que en realidad es. Se sufre demasiado. Yo trato de acompañar desde afuera a mis compañeros. Pero es distinto... No voy a las concentraciones y no entro al vestuario antes de los partidos. Quiero que no me vean, que se olviden de mí por un rato.

La aparición espontánea de Claudio Yacob parece armada en un guión. Justo cuando Gio habla del olvido, el capitán pasa a los gritos: “Volvé pronto papá, tenés que tirar paredes con nosotros”. El 10 se ríe y enseguida baja la cabeza. Extraña sentirse útil, aportar su toda magia dentro del campo.

-¿Tus compañeros son de hablarte mucho? -El Pato (Toranzo) y Yacob me hablan siempre. Me preguntan todos los días cuándo vamos a poder jugar juntos de nuevo. El Pato está un poco asustado porque dice que no vamos a poder estar más juntos, que en junio alguno de los dos se puede llegar a ir. Pero yo le digo que espere, que ya voy a llegar... Cuando menos lo piensen voy a estar ahí adentro...

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