No fue una caída de boca al piso como las anteriores tres. No hubo bolsillos vacíos de puntos. Pero el andar de Racing tuvo una renquera indisimulable. Si bien esta vez empató y le puso freno a una seguidilla de tres derrotas en hilera, el equipo mordió la banquina en lo que respecta al juego. Esa identidad que había demostrado más allá de las frustraciones en el resultado, con la intención de tratar bien la pelota como bandera, perdió claridad contra Huracán y los hinchas despidieron a los jugadores con silbidos, seguidos del grito “el domingo, cueste lo que cueste, el domingo tenemos que ganar...”. Y claro, ellos vieron que la Academia decayó su nivel justo ahora que se le viene el clásico de Avellaneda...
“No nos salieron las cosas como las veníamos haciendo. De los últimos partidos, éste fue en el que menos idea tuvimos. No pudimos mantenerla”, admitió Gabriel Hauche. Sin embargo, el delantero le escapó a cualquier tipo de preocupaciones de cara al duelo con Independiente: “Estamos bien en lo anímico, con muchas ganas. Queda mucho todavía. Sabemos lo que significa ese partido y la importancia de ganarlo para acercarrnos al lote de los primeros”.
Las inseguridades en el fondo, la poca inventiva y la falta de contundencia adelante se constituyeron en los lunares de un Racing que metió sólo dos goles en sus últimos cuatro compromisos, con siete en contra. Y el poco recambio o le sigue pasando factura al equipo. “No fue uno de nuestros mejores partidos. No tuvimos muchas situaciones claras”, comentó Claudio Yacob. El capitán, además, apuntó contra el estado del campo de juego. “La cancha no nos ayudó, me sorprendió lo mal que estaba. No podíamos jugar de primera, eso nos complicó mucho. Hubo que recurrir a pelotazos y a las segundas pelotas. No nos sentimos cómodos”.
Cuatro encuentros sin triunfos, un funcionamiento malo y a la espera del Rojo. Nada menos.
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