Se lo notó incómodo y nervioso durante todo el partido. Arrancó impreciso y terminó siendo de los puntos más altos del equipo. Aun enojado y hasta en algunas ocasiones fuera de sí, Claudio Yacob se destacó para que, al menos, Racing lograra llevarse un empate del Ducó. El capitán sacó con un cabezazo sobre la línea el gol de Huracán a cinco minutos del final y en gestación fue mucho más que Patricio Toranzo, quien casi siempre eligió y ejecutó mal cada avance.
Y tanto habló y protestó el volante que fue amonestado y quedó al borde de la suspensión (nueve amarillas). Primero tuvo un cruce fuerte con Pitana porque no expulsó a Maidana por un terrible planchazo a Cahais y después se la agarró con Matías Quiroga por un pisotón que le dio a Marcos Cáceres. Quizá su malestar lo haya explicado una vez finalizado el partido. “Tuvimos que recurrir a pelotazos y a ganar la segunda jugada, aspecto en el que no nos sentimos cómodos. La cancha no nos ayudó para nada. El campo de juego estaba muy malo y teníamos que adivinar a dónde iba la pelota. Eso nos complicó jugar por abajo, que es lo que siempre intentamos”, se quejó el volante de la selección local del Checho Batista.
Extraño en Yacob, porque suele ser un jugador que mantiene la calma. Por caso, apenas terminado el partido ante Tigre, cuando todos sus compañeros se le fueron al humo a Laverni por su mal arbitraje, el cinco se fue en silencio y prefirió no hablar del pito.
Ahora, quizá más alterado por los cuatro partidos que lleva la Acadé sin ganar, el volante central se haya dejado ganar por las pulsaciones. Y el inminente clásico con Independiente también tira... “Al menos sumamos y esperemos hacerlo la semana que viene. Sabemos que es un clásico y tenemos que ganarlo”, sentenció el joven de 23 años. Por lo pronto, los hinchas ya pidieron a viva voz que el sábado “cueste lo que cueste...”.
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