lunes, 4 de abril de 2011

Miguel Russo quedó preocupado por los errores en el fondo y las situaciones de gol desaprovechadas.


La regresión a los tiempos de frustraciones vuelve a formar parte de la vida de Racing. El equipo que se había ganado el mote de candidato al título hoy padece la hemorragia de tres derrotas consecutivas que casi lo bajaron de la lucha por el título. La caída ante Tigre sobrevino al duro 0-4 contra Lanús y marcó otro retroceso en el juego. Miguel Russo procuró transmitir serenidad, pero fue muy criterioso en la autocrítica. Cortita y al pie. “Nos faltó ser efectivos frente al arco, certeros. Y tuvimos inmadurez atrás”, reconoció el DT.

Desde el banco, el entrenador observó un equipo que se descontroló rápidamente por las adversidades y las grietas fueron evidentes: “Hay que recuperar la calma, Racing perdió porque se puso nervioso tras el primer gol de Tigre y la expulsión de Licht”.

Siete goles recibidos en los últimos tres partidos y sólo dos a su favor son un claro indicativo de que la Academia está fallando en las dos áreas. En la propia por desconcentraciones (varias en la pelota parada) y en la ajena debido a que no concreta las llegadas que tiene. Es allí donde Russo deberá trabajar para ajustar las clavijas y conseguir que el equipo corte la racha de desventuras.

Además de su preocupación por el bajo nivel de Racing, el entrenador se mostró molesto con Saúl Laverni. “Hubo muchas cosas raras”, disparó. Y añadió: “De Laverni ni voy a hablar, perdi un triangular en cancha de Vélez y eso me costó no ser campeón”. Esto lo dijo en referencia a lo que le ocurrió cuando dirigía San Lorenzo: en el triangular del 2008, junto con Boca y Tigre, el árbitro expulsó a Islas sin cobrar penal. El Ciclón cayó 1-2 y el campeón fue el equipo de la Ribera. Más allá de los cuestionamientos al juez (dirigió mal, pese a que no se equivocó en las rojas), Russo deberá revisar varias tuercas.

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