lunes, 18 de abril de 2011

Hauche se tomó revancha y en su tercer clásico al fin la metió. “Nunca había vivido algo así”, reconoció.


Esperó su momento. Agazapado, ansioso de poder redimirse luego de dos clásicos en los que la fortuna le había dado la espalda. En casa, en el Cilindro, Gabriel Hauche se puso de pie y reventó las cadenas que lo habían atado desde lo sufrido en los últimos dos clásicos jugados en el Libertadores de América. En el primero, el Demonio se había ido expulsado y en el último desperdició tres jugadas de gol que hubieran significado, al menos, el empate de su Academia. Por eso la explosión cuando vio cómo su derechazo vencía la resistencia de Assmann. “Nunca había vivido algo así. La salida del equipo a la cancha, la gente cómo estaba. Me emocionó... El gol fue importante porque abrió el partido y significó traducir en el resultado todo lo mejor que estábamos jugando”, afirmó el picante delantero de Racing, imparable para toda la defensa roja que debió apelar a las infracciones para frenar cada uno de sus embates.

Conforme con el buen juego que mostró su equipo, el ex Argentinos reconoció todo lo que se jugaba el equipo en un clásico que no se ganaba desde 2005 y 11 partidos. “Para nosotros es muy importante porque la gente necesitaba un triunfo. Hacía mucho que Racing no ganaba el clásico y por suerte entramos en la historia. Rompimos esa racha adversa de la que se hablaba”, agregó el Demonio. Y enseguida terminó de dar su análisis del partido: “Fuimos muy superiores a Independiente. Tuvimos la pelota y ahí hicimos la diferencia. Quizá debimos haber hecho el segundo gol un poco antes así lo definíamos. Pero la ansiedad nos llevó a fallar en el último toque. Seguro que si era otro partido no nos hubiera pasado. Era el clásico y se notó”.

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